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El enemigo exterior como elemento de cohesión interna

En la siguiente entrada no vamos a valorar el fondo ni las formas del caso Repsol-YPF, o el de España-Argentina, si lo prefieren. Vamos a hablar de cómo influyen este tipo de noticias en la opinión pública. 
La aparición de este conflicto internacional diplomático - empresarial tiene consecuencias más allá de la venta o nacionalización de la compañía y es que tanto en España como en Argentina, por unos días, los focos informativos se han centrado en este tema, lo que ha resultado una maniobra interesantísima y ventajosa para ambos gobiernos en el plano comunicativo. 
 Elías Doneiger: 'España-Argentina'
A través de la nacionalización, o más bien, del mensaje articulado para llevarla a cabo, el gobierno de Kirchner ha desarrollado un discurso acorde con el sentir de ciertos sectores de la izquierda. Podría resumirse como: 'yo, Gobierno, tomo decisiones arriesgadas, por el bien de mi patria, en pro de salvarla del yugo colonialista que aún pervive en hispanoamérica'. De este modo y mientras el país - a pesar de estar mejor de lo que estaba antes - continúa en una difícil crisis, los ciudadanos miran al exterior culpando de parte de sus males a un enemigo común y ajeno que mantiene sus recursos naturales 'secuestrados' y los maneja lejos del interés nacional. 
Mientras, en España, el gobierno de Mariano Rajoy ha encontrado la escusa perfecta para que, durante unos días, deje de hablarse de las duras medidas de ajuste que se están tomando, de la presión de los mercados y del clima social reinante. Durante unos días, Argentina arrebataba parte de la joya de la corona española: Repsol, una de las mayores empresas del país. De este modo, el país americano, contraviene presuntamente la legalidad internacional, causando gran perjuicio a España. Así, se mantiene la actualidad centrada en este tema, y a los ciudadanos, por unos días entretenidos e indignados (con mayor o menor razón) con ello. 
Aunque parezcan posiciones adversas, ambos gobiernos han conseguido un mismo logro, bien sea voluntaria o involuntariamente, han logrado cierta unión de los ciudadanos, en pro de vencer al enemigo externo. 
No es la primera vez que se usa esto. Sin ir más lejos y salvando las distancias, durante la dictadura argentina, el conflicto con Reino Unido a propósito de las Malvinas, supuso para muchos historiadores un desvío de la atención frente a lo que ocurría en el interior del país, y una maniobra en busca de la cohesión interna de los argentinos. En los últimos años, países como Venezuela o Cuba también emplean este tipo de recursos comunicativos, generalmente contra EEUU como fuerza 'imperialista' y enemigo común. 
La figura del enemigo exterior provoca por regla general un sentimiento de 'reafirmación' en la identidad propia en los ciudadanos de un país. Una suerte de rally round the flag que une ante la adversidad en torno al lider. Ya hemos hablado en alguna ocasión de este efecto que supone que el conjunto de la población 'cierre filas' en torno a su lider con el objetivo de defender sus intereses. Así, se suele comentar (salvando las distancias) cómo tras el 11-S, los estadounidenses se unieron y apoyaron decididamente a su presidente, o cómo en España hubo ciertos momentos de unión tras las críticas de los guiñoles.
En principio, este efecto sería únicamente aplicable al contexto norteamericano, pero en ocasiones podemos ver cómo en mayor o menor medida, es aplicable a otros países. Sus características más importantes son que disminuye el nivel de las críticas a las decisiones del gobierno sobre determinado aspecto y aumenta el nivel de apoyo. En el caso de España, acostumbrado a la dura y cuasi sistemática crítica de la oposición, el apoyo del PSOE fue muy significativo.
Así, independientemente del desenlace en el 'culebrón' Repsol-YPF, ambos gobiernos han encontrado un recurso externo de cohesión interna, que por cierto, no les vendrá nada mal. 

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