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Campaña electoral francesa: errores y aciertos

Ganó Hollande. La campaña de los socialistas franceses ha sido de manual. Nada espectacular, nada estridente. Sabían que tenían que agrupar al electorado desencantado (sobre todo de centro) y conseguir movilizar a su electorado, que se mantiene disciplinado durante las elecciones regionales pero que se ha mostrado en las últimas décadas un poco menos activo.
El Mundo | AFP
Hollande comenzó la campaña lleno de fuerza, con un discurso prometedor, lleno de fuerza e ilusión para intentar mostrar una perspectiva diferente de la política francesa, para intentar mostrar que hay una manera distinta de hacer las cosas. Le changement c'est maintenant, el cambio es ahora. Ese fue su lema de campaña. Otra vez el cambio, pero en esta ocasión, la identificación era real. Hemos hablado en otras ocasiones de lo manido de ciertos mensajes y de la necesidad de que estos sean coherentes con la campaña. En este caso, lo era. Hollande no tiene experiencia de gobierno a nivel nacional, ni un liderazgo con demasiado recorrido en el partido socialista (motivo de inquietud entre su propio electorado). Decimos esto, porque hemos visto cómo en España se han dirigido campañas con el claim del cambio mientras sus dirigentes ya habían tenido experiencia de gobierno o proponían políticas ya aplicadas anteriormente. 
En este caso, como en el de Obama en EEUU o Cámeron en Reino Unido. Políticos nuevos, políticas nuevas. 
Por su parte, Sarkozy, cometió varios errores durante la campaña. 
  • Confianza: Como mandan los manuales, Sarkozy lanzó su campaña más tarde, dejando incluso  ciertas incertidumbres sobre si se presentaba o no. Cuando finalmente decidió que sí lo haría, pensó que podría compensar las diferencias y superar a su rival antes de la primera vuelta. Pero Hollande supo administrar cada día de campaña, cada situación y cada discurso. 
  • Nervios: cuando vio que las diferencias no se reducían, 'mimetizó' su discurso con el de su rival. Fue cuando aseguró que propondría medidas de crecimiento en la UE. El problema de adaptar tu discurso al de tu oponente en política es que, si el contrario la lanzó antes, tiene más credibilidad que tú. A esto se añade la tradicional dificultad que se adquiere cuando esto se realiza desde el gobierno y la más que aceptable duda ciudadana de '¿por qué no lo hizo antes?'. 
  • Público equivocado: La campaña de UMP pareció desde el inicio dejar en segundo plano a los electores de centro. Sabían de la fuerza de Le Pen desde el inicio y trató de restarle fuerza. Pero el electorado de Frente Nacional es un electorado desencantado y dificilmente es recuperable. Más accesible era el electorado de centro y sin embargo, se le dio menor importancia. 
  • Radicalización. Como decimos, dado el público seleccionado, Sarkozy radicalizó su discurso. 'Es un honor ser llamado fascista por un comunista'. Esa frase, que pasó a titulares y creó titubeos en sus seguidores, no era necesaria. 
Pero no todo fueron errores en la campaña. El líder de la UMP gestionó muy bien su actuación durante los terribles atentados de Toulouse (semana en la que repuntó en intención de voto), eligió un buen eslogan para su campaña, supo comunicar su labor de gobierno y movilizó a su electorado. La muestra de que no hizo tan mala campaña es que el resultado de la elección final fue el más ajustado de los últimos años. 
Hollande deberá ahora, además de gestionar al país, gestionar las expectativas que se han puesto en él ya no sólo en el país galo, sino en buena parte de Europa. Los franceses eligieron a Nicolás Sarkozy para que gestionase la crisis y ahora parecen haber elegido a Hollande para que les saque de ella. 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No olvidemos que Francia aún estando en crisis tienen una tasa de desempleo similar a la española cuando España no estaba en crisis.

Sea dicho

J. Pedro Marfil dijo...

Así es. Lamentablemente, la tasa de paro española no tiene comparativos en toda Europa. Gracias por el comentario.
Saludos.