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De peinetas y otras meteduras de pata


Desde hace algunos meses, el ex presidente del gobierno, José María Aznar, vuelve a acaparar titulares. A decir verdad, nunca dejó de estar en ellos. A pesar de que, cuando decidió "dejar" la política lo hizo, el vallisoletano ha mantenido cierto protagonismo -deseado o no- en el panorama informativo. 
Y lo cierto es que gran parte de sus comentarios y acciones han llamado la atención por lo impropio de un ex presidente. Desde su célebre "nadie me tiene que decir cuántas copas de vino tengo que beber" pasando por su desafortunado encuentro con el escote de la periodista Marta Nebot
En realidad, las declaraciones y actos desafortunadas de los ex presidentes del Gobierno español no son algo nuevo. También le ha pasado a Felipe González. Por ejemplo con su célebre "Aznar y Anguita son la misma mierda" o durante la campaña de las pasadas elecciones generales, cuando llamó imbécil a Mariano Rajoy
El último capítulo lo hemos visto esta semana, cuando el presidente de la fundación FAES respondió con una peineta a un grupo de radicales que le increpaban durante un acto en la Universidad de Oviedo. ¿Humano o despreciable? Lo cierto es que este gesto es quizá más cotidiano de lo que debería y no muestra sino molestia, desprecio o hastío. No es la primera vez que un político recibe críticas en un acto público, ni será la última. Pero sí que es la primera ocasión en la que un ex presidente del gobierno responde de este modo - o al menos, la primera vez que queda constancia de ello. 
Aznar mostró con su gesto haber perdido los nervios y los modales, algo no recomendable para una persona de su rango. Y es que las críticas, los abucheos y los insultos; a pesar de no ser uno de los más claros exponentes de talante democrático, van incluidos en el sueldo. A estas cosas se expone uno cuando toma determinadas decisiones. Si no que se lo digan a Suárez, cuando comenzó los trámites para legalizar el divorcio; o a Zapatero cada vez que lo reciben en un sitio con abucheos.
Las decisiones del ex presidente del Partido Popular habrán gustado más o menos, pero una cosa quedó clara durante su mandato: Aznar no es tonto. Por eso sorprende que alguien como él, a sabiendas de lo que se expone cuando se presenta en una universidad -tradicional centro de protesta por parte de la comunidad estudiantil- reaccione de esta forma ante algo que debió prever
Un político nunca debe dejarse llevar por los nerviosnunca debe mostrar que una situación le supera porque como dirigente y como mandatario que pretende ser, no puede ni debe permitírselo. Un líder debe mantener siempre el ejemplo, a pesar de haberse "retirado" de la cosa política y debe hacerlo porque en un determinado momento, fue representante de todos sus ciudadanos, por eso, por respeto y para evitar discusiones estériles a toro pasado, como esta. Cosa bien distinta es que un político muestre sus rasgos más humanos para intentar generar empatías con sus seguidores (como cuando Hillary Clinton lloró en las primarias). Pero ese, es otro tema. 
Prevenidos quedan. 

PD: Aznar, como el propio Rey, es humano. Este último también lo hizo. 

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