La gestión de la comunicación en un club deportivo de élite no es empresa sencilla. Más si se trata de fútbol en un país como España y más si el equipo en cuestión es el Real Madrid o el Fútbol Club Barcelona. Delanteros que no marcan, porteros que encajan demasiados goles, centrocampistas con malas rachas, declaraciones de jugadores fuera de lugar, o comentarios del rival que podrían ser interpretadas de mala manera. Todo esto cuando no hay rumores de fichajes, de venta del club o de cambio de estadio. El mundo del deporte y concretamente del fútbol, aunque a muchos pueda parecer monótono, discurre en una intensa vorágine de idas y venidas, de dimes y diretes en los que saber gestionar correctamente la comunicación puede suponer una buena baza de cara a la consecución de resultados. Mantener a un grupo unido es una cuestión vital para el éxito en cualquier organización. Cuánto más en clubes de élite sometidos diariamente a una gran presión mediática. Para mantener cierto orden, como en toda organización humana, es necesario gestionar correctamente lo que se dice y cómo se dice tanto interna como externamente.
Muchos han sido los entrenadores que han pasado sin pena ni gloria por ambos clubes, ganando más o menos títulos pero difícilmente recordados por el común de los mortales. Sin embargo asistimos a un periodo en el que coinciden dos modelos comunicativos completamente opuestos.Dos filosofías de trasmitir un mensaje a los medios y a la afición que en ocasiones pueden llegar a chocar como dos trenes a toda velocidad.
El panorama informativo verá cómo, en los próximos días se alzan dos figuras sobre el resto: José Mourinho y Pep Guardiola. Mucho se ha hablado sobre el liderazgo de ambos. Pero ¿y sobre su comunicación?
Es indudable que, en el mundo de la alta competición, es casi tan importante mantener un liderazgo estable, como obtener buenos resultados. Existen varios modelos y los entrenadores de Barcelona y Real Madrid identifican a la perfección los dos clásicos: el liderazgo tradicional, caracterizado por una fuerte jerarquización; y el conocido como nuevo liderazgo, más participativo y comunicativo. Guardiola y Mourinho también difieren en su forma de comunicar. Tanto en el fondo como en las formas.
El entrenador portugués ha creado todo un personaje a su alrededor. Distante, asertivo e incluso arrogante y pretencioso en ocasiones. Mantiene un modelo de autoridad férrea, aunque, quienes le conocen realmente, son conscientes de que la actitud y el mensaje que transmite no son del todo ciertos. Los que han tenido trato con él, reconocen en el portugués una figura respetable, con un gran sentido de la deportividad y mucho, muchísimo talento. Entonces ¿por qué esa postura ante medios y afición? José Mourinho es, ante todo, inteligente. Sabe que con sus palabras y sus formasatrae el interés de los medios dejando mayor ‘espacio’ a sus jugadores. El que fuera entrenador del Inter, consigue aislar a sus pupilos manteniéndolos alejados de toda presión. El grupo sufre en menor medida las clásicas crisis relativas a ausencia de goles, bajo rendimiento o poca brillantez de juego. Esto no es nuevo. El portugués lleva empleando este mismo sistema desde que entrenaba al Oporto. Su sistema tiene pros y contras. La ‘liberación’ de sus jugadores le ha dado ya grandes resultados en todos los conjuntos en los que ha trabajado. Desde los títulos en su país natal, a la Liga de Campeones con la mencionada escuadra transalpina, vestuario en el que dejó una profunda huella en jugadores de gran personalidad como Eto’o o Materazzi.
Ya lo decía Xabi Alonso hace unos meses ‘Mourinho es un crack de la comunicación’.
Pep Guardiola, por su parte, intenta mantenerse siempre alejado de los medios en la medida de lo posible. Su estilo es más diplomático. Intenta acaparar las críticas y rechaza el éxito otorgándoselo a los jugadores. Se muestra paciente con la prensa. Respeta tiempos, comentarios y críticas intentando que sus palabras no lleguen a ser titulares. De hecho, la noticia saltaba hace unas semanas cuando el preparador del conjunto catalán, al término de un partido, afirmó no tener muchas ganas de hablar con la prensa. Toda una novedad para los medios, acostumbrados a su disposición y postura ‘diplomática’. ‘La normalidad no vende’ afirmaba Xavi Hernández y no le faltaba razón. La comunicación en el club azulgrana discurre como en una balsa de aceite. Todo parece sencillo y tranquilo. Es un estilo que huye de los focos como si quisiera buscar los titulares en el terreno de juego. Esa es la filosofía de Guardiola. De hecho ante algunas declaraciones salidas de tono del presidente no dudó en reunirse con este y con los jugadores para dar un toque de atención y marcar las pautas para que el mensaje del club no se distancie de la normalidad.
Ambos estilos son tan válidos como útiles. Aplicarlos al deporte o a la gestión de una empresa tiene consecuencias similares aunque con los evidentes matices. El ‘modelo Mourinho’ garantiza visibilidad, portadas, polémica y titulares. Ejemplos en el mundo empresarial lo encontramos con el presidente de Ryanair, Michael O’Leary o con Ruiz Mateos. Personajes que cuando hablan, suben el pan. La consecuencia más directa es que logran no pasar desapercibidos. La mayoría los ama o los detesta, pero no suelen dejar indiferente a nadie.
Del otro lado, el modelo cauto y moderado, aplicado por Guardiola, le aleja de las cámaras y las polémicas manteniendo un menor rechazo a cambio de sacrificar cierta visibilidad mediática. Mientras uno entona el mea culpa, asume errores y se confiesa orgulloso de sus jugadores, otro esgrime conjuras en el calendario y decisiones arbitrales. ¿Cuál es más correcta? Ambas, porqueambas persiguen el interés del club, solo que responden a diferentes filosofías comunicativas.
Como siempre: para gustos, colores. Que hablen de uno a cualquier precio o mantenerse al margen. Lo cierto es que estas polémicas vienen alentadas por el interés mediático, que recompensa las declaraciones que dan ‘vidilla’ a los periódicos y las tertulias deportivas, con una mayor visibilidad.
Estas semanas veremos nuevamente dos ejemplos de gestión de comunicación. ¿Diplomacia o autoridad? Veremos, una vez más, qué modelo resulta más efectivo.
Publicado en KeyproBlog
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