Mucho se está hablando sobre la intervención de Clint Eastwood durante la convención Republicana de Florida. Algunos la tachan de rara, otros de improvisación. Hay quienes la tachan de contraproducente o fallida'. Y todos tienen razón.
Eastwood saltó al escenario a sus 82 años para hablar y apoyar la candidatura de Romney. El formato de su alocución fue novedoso, una suerte de diálogo con un Obama imaginario sentado a su izquierda, en una silla vacía. Al público y a la prensa les gusta que se les sorprenda. De hecho, si Eastwood hubiese hablado sin más, como otros participantes de la convención lo hicieron anteriormente, probablemente no hubiese copado las portadas y logrado el espacio en los medios que a la postre logró.
Luego comenzó su discurso. ¿Improvisado? No, nada está improvisado. Un actor es actor siempre. Sabía su papel, sabía qué tenía que decir y cómo tenía que decirlo. Una manera divertida de atrapar a su público y hacerle ver cuáles son los puntos flacos del presidente estadounidense y el por qué de su apoyo a la candidatura republicana. Alejado de datos, de tasas, de promesas y de jergas políticas, Eastwood habló como un ciudadano a pie de calle. Simplemente recordando las causas por las que no votará a Obama. Porque no ha cumplido y basta.
Pero ¿hará este discurso daño real a la candidatura Demócrata? El monólogo del director de Hollywood ha conseguido espacio mediático y marcar la agenda durante algunas jornadas. Pero es probable que se quede ahí. Eastwood es la viva imagen del votante republicano que los demócratas fijan. El contraataque demócrata debe pasar por 'enmarcar' correctamente la intervención, y el frame está claro: 'una persona mayor, anquilosada en el pensamiento conservador'. Eastwood no es una alguien a la que la gestión de los últimos 4 años haya hecho cambiar de opinión. No se dirige a los votantes indecisos, sino a los republicanos de pura cepa a los que tienen que movilizar. El objetivo de los demócratas es volver a movilizara a todos los que les votaron en 2008 es decir, mujeres, minorías, primeros votantes, etc. El reto de Obama es convencer de que necesita más tiempo para cumplir. Y no le costará mucho señalar que el ejemplo de Eastwood es todo lo que representan los republicanos, volver a la antigua forma de hacer política.
La intervención habría sido mucho más dañina si la hubiese protagonizado algún actor o personaje célebre que hubiese dado su apoyo a Obama en 2008 y reconociese en público que tras sentírse decepcionado, piensa que Romney es la mejor opción. Entonces estarían atacando a los demócratas en plena línea de flotación, porque a buen seguro que no son pocos los que pueden sentirse así.
Así pues, podemos estar ante un discurso favorable para ambas partes. Para los republicanos porque marca la agenda durante unos días y podría movilizar a una parte de su electorado. Para los demócratas no es tan nocivo, porque incide sobre el frame o marco sobre el que trabaja el equipo de Obama, evitar el regreso de los republicanos puede suponer una vuelta al pasado, no un paso adelante.
Veremos en qué otras sorpresas nos depara la siempre interesante campaña estadounidense.
Veremos en qué otras sorpresas nos depara la siempre interesante campaña estadounidense.
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