Ya hemos hablado en alguna ocasión de la preparación de los debates televisivos o de entrevistas 'agresivas'. Hoy con la actualidad rondando a la primera entrevista televisiva de Mariano Rajoy nos limitaremos a dar algunas pinceladas sobre su intervención en Televisión Española. Vaya por delante que nos ceñiremos a dar algunas notas sobre cómo comunicó, no sobre qué comunicó.
Para empezar y pese a todas las dudas que planean sobre los cambios sucedidos en la corporación de Radio Televisión Española, el formato elegido dejó entender que Rajoy se enfrentaría, al menos a las preguntas incisivas de Anabel Díez (El País), es decir, no sería una entrevista tediosa de 'uno contra uno'.
Ya durante la propia entrevista, sorprendió por ejemplo, que en su primera respuesta titubease cuando la periodista le preguntó sobre la necesidad de un rescate. Las entrevistas televisivas, son por regla general, asumibles gracias a la antelación con la que normalmente se concretan, lo que da tiempo a los equipos para preparar argumentarios y respuestas ante posibles preguntas. Sorprende pues, que el presidente del gobierno dudase ante su primera respuesta, quizá por los nervios de la primera vez, quizá por hacer un esfuerzo para recordar su argumento.
Ya durante la propia entrevista, sorprendió por ejemplo, que en su primera respuesta titubease cuando la periodista le preguntó sobre la necesidad de un rescate. Las entrevistas televisivas, son por regla general, asumibles gracias a la antelación con la que normalmente se concretan, lo que da tiempo a los equipos para preparar argumentarios y respuestas ante posibles preguntas. Sorprende pues, que el presidente del gobierno dudase ante su primera respuesta, quizá por los nervios de la primera vez, quizá por hacer un esfuerzo para recordar su argumento.
Esta primera intervención fue uno de los ejemplos en los que vimos al Rajoy menos convincente. Este coincide con respuestas preparadas, textos ensayados y argumentos manidos. Aunque muchos lo duden, el presidente posee cierto potencial persuasivo. Dicho potencial, sale a relucir cuando se deja llevar por sus propias ideas y argumentos, en pocas palabras: cuando se muestra natural.
A lo largo de la entrevista vimos partes en las que el Presidente se mostró mucho más seguro de sí mismo, más sólido. Fragmentos en los que, independientemente de lo dicho, los argumentos tenían sentido y credibilidad. El 'Rajoy confiado', separa ligeramente su espalda del asiento para acercarse a su interlocutor y tratar de persuadirle. El Rajoy inseguro se mantiene erguido y mueve de manera sistemática las manos como lo haría en la tribuna del Congreso.
Un detalle bien apuntado, fue la elección del perfil del presidente. Mariano Rajoy cuenta con varios tics faciales, principalmente en el lado izquierdo de su rostro, que ayer fueron inteligentemente disimulados por el ángulo de la cámara.
A modo de balance, y siendo conscientes de que las entrevistas constituyen una buena oportunidad de cara a aclarar mensajes o trasmitirlos al conjunto del país, se podría pensar que el Presidente dejó pasar una buena oportunidad de mostrarse valiente y arriesgar. Sin embargo, también podremos decir que Rajoy 'salió vivo'. Es cierto que no dio titulares, pero tampoco hizo grandes aspavientos. Pasó, simplemente. Superó la cita sin más y eso en una situación y una coyuntura como la actual, tiene cierto mérito.
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