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La importancia de la seguridad en un debate

Llevamos tiempo advirtiendo desde este blog que la presente campaña en EEUU no iba a ser nada fácil. Obama tiene que enfrentarse no sólo a su oponente, sino a la expectativa insatisfecha de su primer mandato. 
Hasta el momento, salvo pequeños lapsos de tiempo, la igualdad está siendo máxima. Hasta el punto de que Romney ganó el primer debate televisivo. Pocos hubiesen pronosticado que algo así podría ocurrir hace unos meses. El discurso de Obama se resintió por cometer un error de principiantes: interpretar un papel en el que no se siente cómodo. Si el presidente de los EEUU se ha hecho fuerte mostrándose como un líder relativamente cercano (quizá no en trayectoria, pero sí en su discurso) y como un buen oponente a políticas conservadoras, durante un tramo de la campaña decidió que sería bueno reforzar su perfil 'presidencial'. Cierto es que ciertos puntos se pueden trabajar, pero los experimentos hay que hacerlos con gaseosa. 
Anoche el presidente norteamericano volvió a su perfil. Volvió a hacer de sí mismo y según la mayor parte de las cabeceras, 'resucitó'. Más locuaz y más al ataque. Obama está convencido de lo que ha hecho, sabe defender sus propuestas tan bien como lo hace Romney. Así que volvió a mostrarse cómodo y por tanto, convincente. La seguridad es fundamental para cualquier venta, incluso en la venta de un proyecto político. 
Pero aún así no está todo hecho. Los demócratas tendrán que seguir luchando contra el descontento, intentando convencer a los nuevos votantes e indecisos; y movilizar a los ya convencidos. El sistema electoral estadounidense hace que las mayorías sean bastante engañosas. No son lo mismo porcentaje de voto, electores, o número de votos. Y en eso, los análisis españoles deberían prestar atención. 
Seguiremos pendientes. 

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