La pasada semana veía una entrevista en televisión. El entrevistado (representante de una ONG, poco acostumbrado a los micrófonos) tenía en las manos un llavero que no paraba de manosear. Llamaba la atención por lo poco habitual. Al despedir el programa, la presentadora le preguntó sobre aquel llavero, a lo que este contestó que le servía para estar tranquilo ante las cámaras y sentirse seguro.
La seguridad y la confianza en uno mismo es un factor clave en el desarrollo de cualquier intervención pública. Existen muchas historias al respecto. Cuentan que, en sus inicios, el cantante Julio Iglesias, tenía la manía de meter las manos en los bolsillos de su chaqueta. Así se sentía más cómodo y protegido al cantar. En una gala, le cosieron los bolsillos y eso fue lo que provocó su movimiento tan característico de manos en los bajos de la chaqueta, en realidad no quería hacer nada sugerente; buscaba la abertura de los bolsos para meter sus manos.
No sólo los cantantes tienen manías, también profesores, médicos, deportistas, empresarios y cómo no, políticos. Todos hemos escuchado de alguien que tiene una 'corbata de la suerte' o determinados rituales que hacen que las cosas salgan bien. Y puede que sea verdad.
En realidad este tipo de liturgias afectan a la seguridad y la confianza de las personas que las practican. En cierto modo, es cierto hacen que las cosas salgan mejor ya que la mejora de los niveles de seguridad en uno mismo pueden incidir mucho sobre el resultado de las cosas. No es fácil ponerse frente a un micrófono, ni responder a preguntas en televisión. Dudas sobre qué preguntarán, si se olvidará de los mensajes clave, si conseguirá el efecto deseado en el público, qué consecuencias tendrá la intervención, etc. Pueden afectar al orador mermando su convicción o mostrando flaquezas como tensión o inseguridad
Cuando alguien siente que tiene la sensación bajo control y que posee dominio sobre sí mismo, actúa más desenvuelto y con más tranquilidad. Esto es lo que le hace ser él mismo. Esto se hace aún más importante cuando se trata de actos públicos o expuestos mediáticamente. La presión se multiplica y con ella las incertidumbres e inseguridades.
Tener el máximo número de factores bajo control es esencial, por eso los rituales y las 'manías' anteriormente comentadas, pueden tener un efecto positivo sobre el orador, reduciendo sus márgenes de incertidumbre y mejorando su confianza.
Pero estos rituales también pueden tener efectos adversos. Si el orador confía plenamente en ellos, su incumplimiento puede suponer un desgaste de su confianza. Los rituales previos pueden volverse en su contra generando inseguridades y comportamientos enfermizos.
Así, como todo en esta vida, hay que aplicarlos y dosificarlos con cierto raciocinio. En la mesura está la virtud. Debemos ser conscientes de que pueden mejorar nuestra convicción sin olvidar que no nos harán 'superhéroes'.
3 comentarios:
Una vez escuché que Zapatero comía frutos secos antes de los mítines, no sé si era manía o rutina, pero me resultó curioso. Interesante el blog. Enhorabuena
Y Rajoy corbatas de la suerte y mira cómo nos va...
Gracias por vuestros comentarios. Cada cual tiene sus 'recursos'. Saludos.
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