Estas semanas están siendo especialmente convulsas en el ámbito político. Con informaciones de los principales diarios españoles en las que se habla de una presunta trama de financiación ilegal y pago de sobresueldos por parte del antiguo tesorero del Partido Popular. Esto ha supuesto un verdadero revuelo en la actualidad nacional, cambiando por completo la agenda y haciéndola girar sobre este tema.
Este caso supone un auténtico torpedo para la línea de flotación del Partido Popular en la medida en la que ataca uno de los marcos negativos en los que están asentados. No es la primera vez que hablamos de la teoría de Lakoff sobre los marcos (o frames) y de su importancia en el ámbito de la comunicación política.
A grandes rasgos podemos decir que el frame positivo de los populares es 'el buen manejo de la economía', como del PSOE es el 'avance en derechos sociales'.
Los populares se valieron de la dura crisis reinante en el país para lograr la presidencia. Su manejo de los mensajes desde su llegada a la Moncloa ha sido paciente y comedido, sin levantar más expectativas de la cuenta y alertando de 'le herencia recibida' para justificar el estancamiento económico.
Pero con el inicio de 2013, hemos visto cómo el mensaje se convierte en ligeramente más esperanzador, con el ministro de economía y el propio presidente del gobierno augurando una recuperación económica para finales del presente año o inicios de 2014. Así, la llegada de este tsunami mediático de presunta corrupción ha supuesto un giro inesperado en la política comunicativa de Moncloa, atacando, además a uno de sus marcos negativos: la corrupción.
Eliminar los encuadres en comunicación política no es tarea sencilla. Es todo un reto al que se enfrentan las organizaciones durante años, ya que supone una verdadera carrera de fondo. Así, los populares promovieron la ley de transparencia a su llegada al congreso y desarrollaron varias acciones para acercar la labor política a los ciudadanos -pese a que no ha sido valorada muy positivamente por el resto de los partidos por sus carencias-; del mismo modo que los socialistas trataron de desbaratar su encuadre positivo: el de la economía sin demasiados resultados aparentes. Conclusión: en la mayor parte de las ocasiones, si en comunicación de crisis refuerza el frame negativo, hay poco que hacer puesto que viene a confirmar las sospechas y marcos de los ciudadanos.
Así, aunque llegase el momento en el que se demostrase que todo es falso, la imagen del partido estaría claramente dañada y retomar la confianza de los electores llevaría tiempo y acciones contundentes que aportasen verdaderas respuestas a las demandas ciudadanas de mayor transparencia en las cuentas públicas.
Pese a todo, llama poderosamente la atención que en España, los votantes tanto de un lado como del otro, parecen 'perdonar' este tipo de asuntos, o antes bien, primar la estabilidad económica por delante de posibles imputaciones o procesos judiciales abiertos. Así lo han demostrado, entre otras, las últimas elecciones en la Comunidad Valenciana (Gürtel), Baleares (Palma Arena), Cataluña (Palau) o Andalucía (ERES). En estos casos parece que los electores priman otros intereses por delante del castigo por presuntas causas de corrupción.
Quizá, la mayor consecuencia de esta nueva situación sea el hartazgo ciudadano. Si analizamos los discursos de los partidos su argumentación y estrategia está resultando bastante pobre por ambas partes, redundando en el hastío del 'y tú más'. Veremos.
Eliminar los encuadres en comunicación política no es tarea sencilla. Es todo un reto al que se enfrentan las organizaciones durante años, ya que supone una verdadera carrera de fondo. Así, los populares promovieron la ley de transparencia a su llegada al congreso y desarrollaron varias acciones para acercar la labor política a los ciudadanos -pese a que no ha sido valorada muy positivamente por el resto de los partidos por sus carencias-; del mismo modo que los socialistas trataron de desbaratar su encuadre positivo: el de la economía sin demasiados resultados aparentes. Conclusión: en la mayor parte de las ocasiones, si en comunicación de crisis refuerza el frame negativo, hay poco que hacer puesto que viene a confirmar las sospechas y marcos de los ciudadanos.
Así, aunque llegase el momento en el que se demostrase que todo es falso, la imagen del partido estaría claramente dañada y retomar la confianza de los electores llevaría tiempo y acciones contundentes que aportasen verdaderas respuestas a las demandas ciudadanas de mayor transparencia en las cuentas públicas.
Pese a todo, llama poderosamente la atención que en España, los votantes tanto de un lado como del otro, parecen 'perdonar' este tipo de asuntos, o antes bien, primar la estabilidad económica por delante de posibles imputaciones o procesos judiciales abiertos. Así lo han demostrado, entre otras, las últimas elecciones en la Comunidad Valenciana (Gürtel), Baleares (Palma Arena), Cataluña (Palau) o Andalucía (ERES). En estos casos parece que los electores priman otros intereses por delante del castigo por presuntas causas de corrupción.
Quizá, la mayor consecuencia de esta nueva situación sea el hartazgo ciudadano. Si analizamos los discursos de los partidos su argumentación y estrategia está resultando bastante pobre por ambas partes, redundando en el hastío del 'y tú más'. Veremos.
2 comentarios:
Interesante, nunca me había fijado. Pero es cierto eso de los 'frames'. Siempre tendremos la sensación de que el PP es más corrupto y el PSOE más 'justo'. Pese a todo lo que se diga, con los datos en la mano, el PP ha hecho más en los últimos meses para mostrar transparencia. Y duele que lo tenga que decir un socialista como yo. Saludos
Gracias por el comentario. Abrazo
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