Algo ha cambiado en el Vaticano de un tiempo a esta parte. Podría decirse que la Santa Sede ha recuperado el protagonismo informativo que, en cierto modo, perdió durante el pontificado de Benedicto XVI. Desde que Jorge María Bergoglio llegara a la silla de San Pedro, las cosas han cambiado y todo apunta a que van a seguir haciéndolo. Vaya por delante que el siguiente análisis no pretende ser más que eso: un análisis, intentando quedar al margen de ideologías o creencias.
¿Que es lo que ha devuelto la iniciativa al papa? ¿Cómo es posible que su mensaje sea tratado de manera diferente? ¿Por qué ahora se escucha con más atención por parte de los medios? Veamos algunos de los factores que han podido influir en este proceso.
- Carisma. En primer lugar podría hablarse sobre el carisma del nuevo pontífice. Este hombre irradia energía. Es capaz de trasmitir con claridad sus mensajes sin tener la sensación de que únicamente se limita a leer un discurso. Acostumbrados a papas de gran edad, la llegada de Francisco ha supuesto un soplo de aire fresco en la curia, sus gestos, su comunicación no verbal, la emotividad de su cara, etc. Le hacen aparecer como una persona más cercana que su antecesor.
- Coherencia. Este papa ha demostrado, al menos, buscar ser coherente con su forma de pensar. Belgoglio, humilde jesuita desde la base, busca seguir siéndolo aún habiendo llegado a lo más alto de la Iglesia y al mismo tiempo, aprovechar su mandato para intentar empapar a la institución de ciertos valores que parecían olvidados.
- Gestos. La vida son detalles y en comunicación lo es aún más. Desde que comenzó su mandato, Francisco ha hecho innumerables guiños a la coherencia anteriormente mencionada, salió al balcón de la plaza de San Pedro vestido únicamente de blanco, esquivando toda ostentación; pidió a los argentinos que donasen el dinero para asistir al Vaticano a los pobres, y un largo etcétera que han mostrado al mundo que no sólo va a mantener un discurso, sino que los pequeños gestos de la vida son aquellos que nos acercan a nuestros objetivos.
- Discurso. Su mensaje ha sido claramente más abierto que el de sus predecesores, cercano, más acorde con los tiempos que corren. Se moja en los problemas cotidianos, como en el caso de la Guerra de Siria o en la tragedia de Lamperdusa. Además, no ha temblado a la hora de criticar a su propia institución, consciente de la necesidad de autocrítica para conseguir la prometida renovación. A esto hay que añadir los guiños al papel de la mujer en la Iglesia y a la comunidad homosexual, hechos de particular relevancia.
- Hechos: Quizá el más importante de todo lo anterior, ya hemos hablado en el blog sobre la importancia de dar valor a las palabras. Bergoglio no se queda en el discurso, intenta llevarlo a cabo. Ya ha nombrado a los cardenales que le acompañarán en el proceso de renovación de la Iglesia, se acerca sin reparos a los periodistas -también a los adversos-, mostrando que no hay qué temer y que hay que mantener una postura abierta, incluso con los más críticos; y se ha mostrado reacio con los protocolos de seguridad con el objetivo de mostrarse más cercano con los feligreses.
La combinación de todos los anteriores elementos, entre otros, son los que hacen que Francisco mantenga una comunicación efectiva. No hay que estar de acuerdo con él en todo lo que dice, ni mucho menos creer en lo que el cree, para darse cuenta de que lo que comenta tiene sentido.
Su liderazgo es vital para que el Vaticano comience a recuperar espacios mediáticos a través de mensajes útiles y cercanos con el conjunto de la sociedad para de esta manera recuperar el liderazgo que se le presupone.
2 comentarios:
Muy buen artículo, gracias!
Me alegro de que le haya gustado.
Saludos.
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