Pero entremos en materia.
Las elecciones del pasado domingo fueron a la primera cámara, al Bundestag que posee un número cambiante de diputados debido a un complejo sistema. Desde 2005, gobernaba una gran coalición de los dos grandes partidos, algo impensable en nuestro país. De un lado el CDU-CDS con los demócratas cristianos capitaneados por Angela Merkel, y del otro el SPD socialista, liderado en su última etapa por Frank-Walter Steinmeier. Esta gran coalición ha gobernado los últimos cuatro años, durante los cuales, mientras Merkel se consolidaba como una figura sensata, eficaz y hábil, los socialistas perdían cada vez más peso y eran criticados por promover reformas contrarias a sus principios.
Además de esta alianza, encontramos otros tres partidos: Liberales (FDP), Los verdes y La izquierda (Die Linke).
Así, en las presentes elecciones se han observado varios fenómenos:
- La participación ha bajado hasta el 70%, cosa inusual en un país en el que suele rondar el 80% en este tipo de elección.
- Los socialistas han sufrido un tremendo varapalo (-75 diputados), continuando con la caída libre que iniciaron ya en las elecciones de 2005 y alcanzando su mínimo histórico (se dice pronto teniendo en cuenta que tiene más de 140 años) con un 23% del voto.
- Los liberales son los grandes vencedores de estos comicios, alzándose como tercera fuerza con un incremento de 32 escaños.
- El partido de Merkel se mantiene y a pesar de bajar unos puntos en el voto, gana trece diputados en la cámara (debido a que esta tiene un número cambiante de representantes).
- Los pequeños partidos de la izquierda aumentan significativamente su representación.
Así pues vemos como, curiosamente en Alemania se da un caso de voto de castigo para los socialistas a pesar de no ser estos la cabeza visible del gobierno. Sus resultados han propiciado la apertura de un debate interno en las filas del partido como consecuencia de una falta de liderazgo fuerte. Por el momento Steinmeier ya ha declarado que no se presentará a la reelección para presidir el partido. Corren malos tiempos para el socialismo teutón.
Del lado de los vencedores, mucho se ha hablado sobre la posibilidad de que Merkel se convierta ahora en una auténtica Margaret Thatcher de la mano de los liberales. Lo que parece seguro es que se sentirá más libre para desarrollar políticas más acordes con las ideas de su partido y más cómoda, dado que los alemanes le han dado vía libre para ello.
Aquí os dejo un fantástico gráfico sacado de la página del diario El Mundo en el que, además de los resultados de las elecciones, se explica bastante bien el sistema alemán.
4 comentarios:
Muy bien explicadito todo, para que lo entendamos incluso gente como yo...
¡Bien hecho! Es muy interesante que hagas circular entre el público información acerca de cómo son otros sistemas electorales, sobre todo teniendo en cuenta que a muchos no nos gusta el que tenemos en España.
Es cierto que en Alemania mucha gente se siente traicionada por el SPD por haber pactado con CDU.
Me da la impresión de que hay una tendencia general en Europa a la caída de los partidos grandes de "izquierdas", mientras que las izquierdas "más extremas" crecen, aunque nunca llegan ni de lejos a compensar el asunto.
Una cosilla: ¿seguro que en nuestro país PP y PSOE no pueden formar gobierno? A ver si resulta que el País Vasco sí que es otro país. Porque esto en España no pasa.
Un abrazo
Gracias por vuestros comentarios!
Me refiero a un pacto de Estado, a nivel nacional, de los dos grandes partidos. Si bien no es imposible, suena bastante lejano ¿no crees?
A nivel autonómico y local ya hemos visto innumerables opciones: tripartito catalán, alianza con los regionalistas en Aragón, con los nacionalistas en Galicia y, cómo no, el actual gobierno de Euskadi.
Gracias a todos y un abrazo fuerte.
¡Claro que ha habido pactos, pero no entre PP y PSOE!
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