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El éxito de un candidato atípico

En política, la aplicación de determinada estrategia o las características de un candidato pueden no cosechar idénticos resultados. Un ejemplo de esto lo tenemos en Uruguay, país que este fin de semana celebró elecciones. El país charrúa ha hecho posible que un candidato que probablemente fuese descartado en otros contextos, esté luchando por la presidencia de la nación.
En primer lugar nos acercaremos un poco al sistema uruguayo, una república que, como la mayoría de los estados iberoamericanos, posee limitaciones para evitar la perpetuación de sus líderes en el cargo. Allí, un presidente no puede volver a presentarse hasta pasada una legislatura después de su último mandato -caso de uno de los contendientes, Luís Alberto Lacalle. Así se asegura cierta alternancia. Por lo demás es una nación de corte presidencialista con posibilidad de segunda vuelta y una de las democracias más asentadas del continente de americano.
El pasado fin de semana se celebraron elecciones presidenciales y a ellas concurrieron dos candidatos que, de ser mirados desde una perspectiva exterior ajena a los contextos, parecerían tener los "papeles cambiados".
José, "el Pepe" Mújica, del Frente Amplio, el favorito. Un señor de más de setenta años, ex guerrillero y demasiado campechano. Un hombre capaz de tildar a los argentinos de "psicópatas" y al gobierno de los Kirchner de "panda de matones". Alguien que, después de ir a votar, se va a su chacra (granja) a trabajar en el campo.
A Mújica, o a Pepe, como suelen llamarle, sus detractores reprochan su posible acercamiento a Chávez y su paso por la guerrilla de los Tupamaros (grupo armado de izquierdas de las décadas de los 60 y 70), pero no le reconocen el hecho de haberse reintegrado tras su paso por prisión (donde pasó quince años), de reconocer que el uso de las armas no daría la victoria a sus ideales.
No tiene el típico de un candidato. No da frases grandilocuentes ni fuerza la sonrisa. Pero es un tipo peculiar, sin duda, alguien que con su trabajo como ministro de agricultura y su cercanía, ha logrado encabezar las encuestas en la carrera presidencial e imponerse en la primera vuelta de los comicios con el 48% de los votos. 
En frente, Luis Alberto Lacalle: un candidato que cumple con los cánones. Con experiencia, preparado y atractivo, incluso algún medio lo ha calificado como el "Kennedy del cono sur". El impulsor de las políticas que dieron a Uruguay interesantes tasas de crecimiento, según algunos; el responsable de sumir al país en la miseria, según otros. Un candidato que hace meses estaba prácticamente fuera de juego y que ahora promete intentarlo hasta el final aunque lo tiene muy difícil pese a que, tras la primera ronda, el Partido Colorado (tercero en discordia) ha decidido darle su apoyo de cara a los comicios definitivos del 29 de noviembre.
Mientras que uno cuenta con una gran imagen y un currículo aceptable, el otro tiene un pasado turbio y un parecer senil. Sin embargo, el favorito en todas las encuestas y quien finalmente ha ganado el primer asalto en las presidenciales ha sido el candidato del Frente Amplio.
Así las cosas vemos cómo es imprescindible conocer y entender las motivaciones de los votantes. Lo que quizá en nuestros esquemas es difícil de concebir, en otros lugares puede ser algo extremadamente normal e incluso tener un gran éxito en cualquier otro país del mundo, en cualquier otra cultura. El hecho de que "Pepe" no responda al perfil de un candidato tipo (incluso apenas usa corbata) no quiere decir que no lo sea y que no lo pueda hacer francamente bien. 

No todo en política son recetas herméticas, fórmulas mágicas y apariencias. En ocasiones cuenta más el fondo, la cercanía con el pueblo.
Veremos qué depara la segunda vuelta. Sea como fuere, la mejor de las suertes para la República Oriental del Uruguay.

3 comentarios:

Apuntesdederecho dijo...

Muy curioso el caso de Uruguay, y poco conocido por otra parte. Desde mi punto de vista (que desconozco la situación sociopolítica del país) no entiendo qué lleva a los ciudadanos a votar a un personaje del que se desprenden muchas sensaciones menos aptitud para gestionar un país. De cualquier forma, es bueno comprobar que los prejuicios no gobiernan el planeta.
Enhorabuena por la entrada, de verdad, muy interesante.

J. Pedro Marfil dijo...

Gracias por tu comentario. Veremos que ocurre en la segunda vuelta.
Noviembre promete ser un mes intenso: Uruguay, Honduras...
Un abrazo

Ian Pérez dijo...

Lo cierto es que Uruguay se encuentra entre dos aguas... O bien continúa con un Gobierno de clara tendencia izquierdista que, dicho sea de paso, ha realizado verdaderos esfuerzos por reducir la desigualdad en Uruguay; o bien retorna al conservadurismo que retuvo al país con mano de hierro durante décadas.
En honor a la verdad he de señalar que no todo han sido aciertos en la gestión del Frente Amplio (algún que otro programa inútil que se ha llevado grandes sumas de dinero del gasto social). Personalmente pongo en duda la eficacia de los tecnócratas democristianos... Llámenme desconfiado, pero cuando todos se unen contra uno... Algo extraño ocurre. Quizás sea el errático modelo "populista" latinoamericano que preconiza le igualación por la base lo que provoca la unidad de todos; quizás se trata de que la defensa de la igualdad es peligrosa en algunas regiones de nuestro pequeño mundo.
De cualquier forma, interesante contrapunto entre los candidatos. ¡Muy bueno! Saludos
¡Y a esperar la segunda vuelta!