En un momento en que se critica mucho al PSOE por haberse alejado de su esencia y en el que su candidato a la presidencia en las próximas elecciones, Alfredo Pérez Rubalcaba, intentar convencer a las bases de su partido con un discurso con guiños al movimiento del 15M y a políticas de izquierdas, Zapatero hace lo propio para intentar hacer ver a su electorado que no se parece a los populares y nombra a José Blanco como portavoz del gobierno tras la salida de Rubalcaba del mismo.
Era algo que entraba en las 'quinielas', pero no era el movimiento más lógico, dado que lo previsible era que entrase Ramón Jauregui, ministro de la presidencia. Lo que ocurre es que, pese a la valía del donostiarra, el Presidente ha valorado más las dotes comunicativas del ministro de fomento. Veamos por qué.
El discurso y las formas de Blanco son las clásicas de 'portavoz de partido', cargo que ocupó durante la primera legislatura de Zapatero en la Moncloa. Con esta maniobra, el presidente vela por recordar al electorado quiénes son y de dónde vienen, recordando su primera legislatura y presentando batalla al Partido Popular, porque tampoco hay que olvidar que Blanco es de ese tipo de portavoces a los que se podrían catalogar de 'duros', estilo asimilable también a otros como Alfonso Guerra.
Y es que la comunicación en el PSOE durante la última legislatura se ha ido moderando progresivamente, no en cuanto al fondo, sino en cuanto a las formas. Si en el periodo 2004-2008 eran María Teresa Fernández de la Vega y el propio José Blanco los que capitalizaban la imagen del partido, en el último año han sido Pérez Rubalcaba y Marcelino Iglesias los que les han tomado el relevo como portavoces del gobierno y del partido respectivamente. Estos últimos son comunicadores con un perfil más explicativo y dialogante, destinados a comunicar los cambios y las reformas, pero no a comunicar la esencia del partido de una manera que haga posible plantar cara al constante asedio de los populares, más 'agresiva' si se permite el empleo del término.
De este modo, Zapatero busca volver a la esencia socialista que le hizo revalidar su mayoría en el congreso en 2008. Al mismo tiempo, el PSOE lanza un mensaje implicito: de aquí a marzo de 2012, estamos en campaña.
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