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Hollande: presentación presidencial

Fraçois Hollande va a por todas. Lo dejó claro durante la presentación de su candidatura a la presidencia de la república francesa en París. El candidato socialista empleó algunos recursos para mostrar a los asistentes y a todo el páis que es una persona preparada para asumir dicha responsabilidad. Algunas encuestas ya lo posicionan como el favorito para las elecciones, pero también es cierto que aún es pronto, teniendo en cuenta que el presidente Sarkozy aún no ha dejado claro si se presentará finalmente a la reelección. Estos y otros factores, como la nueva irrupción de Front Nationel, esta vez con Marine Le Pen a la cabeza, hacen pensar que vamos a vivir unos interesantísimos meses de aquí a los comicios del próximo mes de abril.
Deteniéndonos en la presentación de la candidatura de Hollande, me llamaron positivamente la atención varios factores que a continuación analizaremos. 
  • Escenografía: La puesta en escena fue toda una declaración de intenciones. Sobre fondo azul (presidencialista) el candidato se dirigió al público desde un atríl con dos banderas a su espalda: una francesa y otra de la Unión Europea. Su discurso pareció más una declaración institucional que la presentación de una campaña.
  • Discurso: Durante todo el discurso, Hollande no paró de repetir las palabras 'presidencia, república y Francia'. Todos saben la importancia de la repetición y él, sin duda la aplicó a la perfección durante la hora y media que duró su discurso. Además, evitó mencionar al actual presidente, haciendo vagas alusiones a él, pero obviándolo en su mensaje. Habló de esfuerzo, de unidad (recordó Aubry y Royale, presentes en el acto) y de su proyecto. Evocó a Miterrand y supo conectar con las inquietudes de la opinión pública francesa. 
  • Lenguaje corporal: Hollande derrochó fuerza. No cesó de mover las manos y el cuerpo, lo cual tiene su mérito en 90 minutos de discurso en los que no perdió un ápice de intensidad.  Es más, los últimos 5 minutos de su discurso son los más enérgicos y llamativos, dado el cariz que toma su voz tras más de hora y media de alocución (y sin beber agua).
  • Vestuario: Nada de camisas sin corbatas para mostrar cercanía, nada de chapitas en la solapa, ni carnets de partido. Traje de presidente de la República. Hollande no quiere posicionarse como una persona cercana, quiere hacerlo como una persona capaz. Por ello eligió un vestuario acorde con el cargo y con la responsabilidad a desempeñar. Sobrio, sin más y presidencial, una vez más. 
  • Teleprompter: Dadas las características del evento, podría haber sido una gran opción. Hollande prescindió de él, lo que le obligó a interrumpir constantemente el contacto visual con los asistentes. Todo es mejorable. 
En suma, Hollande escogió el mejor escenario para trasmitir la idea que deseaba, su discurso fue correcto y su manera de llevarlo a cabo también. Empieza bien para él la campaña. Veremos cómo evoluciona...

Aquí os dejamos la primera parte de su discurso y el enlace a la segunda.

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