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La importancia de cuidar los detalles

¿Qué diferencias hay entre una imagen y la otra? Ambas consiguieron aparentemente su objetivo, sí, pero no son igual de buenas.  Dejando a un lado los tintes políticos de una y otra, claro. La primera corresponde, a Manuel Fraga, saliendo de tomar un baño en la playa tranquilamente. Saludando a los asistentes al chapuzón y con una sonrisa en el rostro. Se tomó cuando el, por entonces, ministro de Información y Turismo quiso dejar claro que en Palomares no quedaba ni rastro de radiación tras la caída de material radioactivo desde un avión estadounidense. 
La otra corresponde a la consejera de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía, Clara Aguilera, quien, apenas unos días después de declararse la conocida como 'crisis del pepino' asistió a un invernadero de Almería para comerse uno y demostrar al mundo entero que aquellos pepinos estaban sanos. 
Mientras en la primera uno podría ver a Fraga como a un paisano más saliendo del agua, en la segunda hay algo que no cuadra. Bueno, mejor dicho, hay bastantes cosas que no cuadran. 
En primer lugar la indumentaria, cofia incluida que porta la protagonista de la fotografía. Esta vestimenta parece más bien sacada de un laboratorio, en lugar de algún lugar en el que el común de los mortales se alimenta. Conociendo las estrictas normativas de calidad e higiene ¿habría sido difícil sacar unos cuantos vegetales al exterior y hacerlo en un paisaje un poco más normalizado?
En segundo lugar llama la atención precisamente eso, el paisaje. La consejera aparece en el interior de una carpa destinada al cultivo, sí, pero su aspecto a simple vista, combinado, con la indumentaria, podría vincularse más a un compartimento con riesgo de fuga radioactiva que con la cocina de cualquier casa o el puesto de cualquier mercado. 
Otro de los apuntes a los que podemos hacer referencia es al rostro de los protagonistas. Mientras Fraga muestra cierta placidez, la cara de la consejera parece estar refunfuñando pepino en mano.
Por último detengámonos en la manera de comerse el citado vegetal. Sin pelar, a bocados; aunque aquí podemos romper una lanza en favor de la consejera y es que a pesar de que en nuestro país no es costumbre extendida tomarlos de esta manera, en el Alemania sí que es más común. Por lo que pensándolo mucho, más que un descuido, pudo tratarse de un intento por simpatizar con el público germano. Por qué no. 
Como decíamos al inicio, ambas cumplieron, en cierto modo, con su objetivo básico que en su momento sería aparecer en los medios. Pero el objetivo fundamental, supuestamente enfocado a trasmitir normalidad a la población, lo cumplió más Fraga que Aguilera. Porque todos los paisanos salen contentos del agua y no todos nos ponemos la cofia para comernos un pepino a bocados. 
Moraleja: Si decides comunicar con una imagen, deberás cuidar mucho la apariencia. 

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