Foto: La Segunda |
Con la celebración de las elecciones en Chile hemos visto un claro ejemplo de como a veces ganar no es suficiente.
La influencia del sistema electoral, las previsiones de voto o las expectativas levantadas pueden convertir un buen resultado en dudas para una campaña, un soplo de aire para el rival e incluso en una amarga derrota.
Estos días hemos visto como la que fuera presidenta del país se quedó a las puertas de la mayoría absoluta y con ello, abocada a la segunda vuelta el próximo 15 de diciembre.
Sobre el papel, Bachelet ganó con holgura, casi el doble que su principal oponente. Pero ese no era el objetivo. Su meta estaba en conseguir más del cincuenta por ciento de los votos para poder ser elegida presidenta de nuevo sin necesidad de balotaje.
No se trata de vender una victoria como si de una derrota se tratase. El asunto es que, en ocasiones, no cubrir las expectativas puede derivar en un daño al desarrollo de la campaña. Así, por ejemplo, Evelyn Matthei logró colarse en la segunda vuelta. Siempre se podrá discutir si lo logró por mérito propio o por demérito de su oponente, pero la cuestión es que está ahí y que será la oponente de Bachelet en apenas un mes. Sin embargo la conservadora deberá cargar con pesados lastres como la mala valoración del último gobierno de Piñera o ir muy por debajo en los sondeos.
Colarse en segunda ronda fue considerado como un éxito por la candidata conservadora a pesar de quedar 20 puntos por detrás. También merece la pena recordar que la campaña de Matthei empezó tarde respecto a sus oponentes - entró porque el candidato elegido en primarias, Pablo Longueira, se retiró de la política por una depresión. Así pues, no son pocos los factores que entran en juego por lo que habrá que ver cómo evoluciona su campaña en las próximas semanas.
El escenario de una segunda ronda hace replantearse la estrategia de campaña a los equipos de trabajo ya que de un mensaje más genérico se tiene la necesidad a contrastar medidas y políticas a poner en marcha de una y otra candidata.
Aunque las cosas parecen más que claras de cara a los comicios que volverán a desarrollarse en poco menos de un mes, será interesante seguir el juego de alianzas que empieza a ponerse en marcha con el objetivo de conseguir las máximas simpatías.
En ocasiones, ganar tampoco es suficiente en EEUU, donde el sistema electoral ha privado a varios candidatos a ser presidentes a pesar de contar con mayor voto popular. Al Gore, fue el último ejemplo al quedarse a las puertas de la Casa Blanca con casi medio millón de votos más que Bush, pero 5 votos electorales menos.
Tenemos más casos y más cercanos en nuestro entorno. En el caso de España y debido también a su sistema electoral, los juegos de mayorías y minorías pueden hacer mella en el resultado final de una elección, alejando del poder a los partidos más votados, o incluso a los que tienen más representación parlamentaria. Casos como estos hicieron que el PP fuese relegado a la oposición a pesar de ganar con holgura las últimas elecciones en Andalucía, lo mismo que le ocurrió al PNV en la pasada legislatura, cuando el pacto entre Socialistas y Populares apeó a los nacionalistas de la lehendakaritza.
Así pues, hay diferentes maneras de medir una victoria o una derrota. Siempre dependerá de los objetivos marcados; de las metas y del punto de partida. A veces, merece la pena recordarlo.
1 comentario:
La democracia se ha convertido en un juego de mayorías que no sirve para nada. País vasco, Andalucía, Asturias y un largo etc. Ya verán como en las siguientes generales hay lío porque no se consiguen mayorías estables en el congreso. AL TIEMPO
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