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¿Que hablen de ti, aunque sea mal?

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Esta máxima, que tanto se repete, es tan discutible como muchas otras. Una respuesta satisfactoria debe ajustarse a cada situación y contexto.  Un ejemplo de rabiosa actualidad lo tenemos en el partido 'Podemos'. En el caso concreto de la formación de Pablo Iglesias podríamos utilizar otra frase célebre 'ladran, luego cabalgamos' que le dijese el Quijote a Sancho.
El nuevo partido ha pasado de moverse únicamente a través de redes y basar sus impactos en las apariciones televisivas de su líder; a multiplicar su presencia exponencialemente en los medios tradicionales, sin embargo dicha presencia no es precisamente positiva. ¿Afectará esto al partido?
Como se comentó en el blog de Keyprocom hace unas semanas, entre las razones del éxito de la organizaciónlas se encontraban una comunicación muy bien gestionada pero sobre todo el hecho de que las características del partido y su capacidad de comunicar le hiciesen conectar con un segmento de la sociedad claramente insatisfecho.
No comparto la atribución de que la decisión de poner la cara de su líder en la papeleta respondiese a cuestiones de personalismo. Quienes han trabajado en la campaña eran conscientes de las dificultades de posicionar al partido y sobre todo, que los votantes lo identificasen respecto a la amalgama de nuevas formaciones que se presentaban a las elecciones. El rostro de Pablo Iglesias era y es la cara visible y reconocible de la organización. Si el partido tenía alguna opción, pasaba por la identificación clara de éste respecto al resto de iniciativas sociales. Y la tuvo, vaya si la tuvo.
A partir de ese momento llegaron las críticas del resto de partidos. Sólo recuerdo a IU y a CiU felicitando la presencia del nuevo partido y asumiendo su llegada democrática al sistema. Mientras en otros partidos, medios y organizaciones, se les ha criticado con dureza. Pero, lejos de debilitar la imagen de Podemos, probablemente, el partido se refuerce ¿Por qué? Porque las críticas encajan en el framing que la formación ha hecho de sus rivales políticos. El sistema, la 'casta', les teme y por tanto, los critican sin ningún tipo de tapujos, en lo que personalmente creo que es un craso error. Las comunicaciones críticas no van dirigidas al target de Podemos, si no al votante de otros partidos por lo que en principio sus simpatizantes podrían no verse afectados por ellos.
Puede que Podemos sea un partido más o menos criticable, pero despreciarlo supone despreciar a más de un millón de votantes que se decantaron por esa opción por una u otra razón.
Pablo Iglesias es profesor universitario de ciencias políticas, lo cual implica que, en cierto modo, sabe de lo que habla. Tiene una retórica más que aceptable y se desenvuelve con bastante fluidez en el entorno mediático. Enfrentarse a opinadores y tertulianos supone para él una victoria casi asegurada máxime cuando los alegatos de las partes suelen ser bastante débiles, engañosos y estereotipados.
Sus argumentos no son infalibles, como ningún argumento lo es. Pero de momento parece que faltan oradores capaces de mostrar las limitaciones del líder de esta nueva formación. 
'Ladran, luego cabalgamos'.  Y entonces, en el ideario de podemos, resonará otra celebérrima máxima, esta vez de Ghandi: 'Primero te ignoran, después se ríen de ti, luego te atacan, entonces ganas.' Lo que está claro es que el techo de esta nueva formación está por ver. Estaremos pendientes.


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