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Salvados o cómo saber meterse en un lío

Durante el último congreso de ACOP en Bilbao comentábamos con uno de los asistentes - no recuerdo su nombre pero creo que era de Alicante - el reto que supone para un político gestionar su aparición en un programa como Salvados.
Oriol Junqueras con una familia Sevillana en el programa de LaSexta 'Salvados'El espacio de Jordi Évole se ha convertido en uno de los programas más vistos y reconocidos del panorama nacional y el estilo del periodista catalán lo hace tan atractivo como peligroso para ciertas figuras públicas. Atractivo por la audiencia que tiene y por las posibilidades que ofrece a la hora de mostrar un discurso alejado de los atriles y los mítines convencionales. Arriesgado porque Évole y su equipo trabajan muy bien el tema de la documentación y siempre se está expuesto a explicar errores pasados y actuaciones comprometidas.
Un ejemplo fue la aparición de Oriol Junqueras en el programa en el que se le rodeó de gente, a priori, en sus antípodas ideológicas y en el que se habló mucho y de forma bastante reposada sobre el tema catalán. El formato, en el que el líder de ERC se sentaba a la mesa con una familia Sevillana, pudo haber sido un poco más dinámico, pero el diálogo fue un buen exponente de las inquietudes y el pulso social alejado de extremismos y grandes titulares.
Junqueras mostró el temple necesario para intentar exponer siempre sus argumentos de manera más o menos convincente. Nunca perdió los nervios, se mostró afable y en cierto modo con ganas de mostrar vínculos comunes con sus anfitriones. Pero ¿qué lleva al líder de ERC a aceptar la asistencia a un programa con un formato comprometedor? Varios pueden ser los factores que decantasen la balanza. La audiencia, la repercusión, la posibilidad de mostrar un perfil más cercano relativamente alejado del 'canutazo' y la tribuna de oradores, etc. Pero también la posibilidad de mostrar sus argumentos frente a un 'público hostil' con el que finalmente se dejó entrever que compartía ciertos puntos en común - como la crítica a la postura del gobierno de Mariano Rajoy. El programa también fue una oportunidad para comprobar que, pese a lo que desde algunos sectores se quiere vender, Andalucía no es tierra de bárbaros.
Évole volvió a tirar de hemeroteca para mostrar los desaciertos de unos y otros; y pese a que la postura de Junqueras agrade más o menos, el hecho de prestarse para participar en un formato como el de Salvados y salvar la papeleta de manera más o menos acertada, le honra. Asistir a este tipo de programas requiere de una concienzuda preparación para que el entrevistador no pille en fuera de juego al candidato y precisa, al mismo tiempo, de la capacidad del político para mantener la calma en situaciones que pueden llegar a ser tensas.
La política - o los políticos, mejor dicho - aún necesitan explotar algunos espacios que bien por miedo, bien por desconocimiento están sin explorar. El caso de 'Viajando con Chester' puede ser otro ejemplo, un espacio en el que el entrevistado cuenta con mayores tiempos de respuesta a pesar de que el entrevistador mantenga la tentación de reclamar su cuota de protagonismo.
La manera de combatir la llamada 'desafección' de la política es, precisamente, explicando la política y hacerla comprensible a los ciudadanos. Y esto no se puede hacer si no se utilizan los puntos de encuentro en los que poder coincidir con ellos. Los políticos, además de subir al atril, deben bajar a la calle para explicar qué hacen, qué dicen y por qué. Sólo así se empezarán a tender puentes para comprender mejor lo que nos ocurre y tratar de recuperar la confianza en las instituciones que tanto se necesita.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que ver cómo reacciona un político ante preguntas espontáneas, o en ambientes distendidos, rodeado de gente real es la única manera de conocerle. No tener miedo a estas situaciones demuestra tener las ideas claras y estar dispuesto a mantener un debate sobre el tema con personas a las que sus decisiones afectan directamente.
Coincido con tus palabras siempre tan acertadas y racionales.

J. Pedro Marfil dijo...

Muchas gracias por el comentario. La verdad es que muchas veces hace falta 'bajar al político a la tierra' y en la medida de lo posible hacerle sentir que los focos están lejos para conocerle realmente. Por desgracia, en las altas esferas, no muchos se prestan a ello.
Gracias de nuevo por el comentario.

Unknown dijo...

Podías haberlo titulado "Andalucía no es tierra de bárbaros". Aunque hay que reconocer que la familia estaba bien escogida: un ingeniero, un doctor, un médico, dos licenciadas y una abuela desvergonzada. Junqueras tampoco fue sin alforjas: se llevaba aprendida la vida de Fernando III (patrón de Sevilla), el nombre de varios pueblos de la zona, y a cada momento trataba de forzar similitudes entre catalanes y andaluces. «Yo tengo esas mismas sábanas» decía. Eso sí, no hizo favor al estereotipo llevando sólo una botella de vino para un almuerzo de ocho personas. ¿No viste a Villalobos en el Chester?

J. Pedro Marfil dijo...

Jajaja. No había caído en lo de la botella. La verdad es que, teniendo en cuenta que suelen escoger a andaluces lo suficientemente profundos para que sea necesario el subtitular, la familia era una maravilla. Prudentes, formados y 'juiciosos'. Respecto a Villalobos, sí que la vi, esta vez parecía que quien no estaba cómodo en el sofá era Mejide...
Gracias por el comentario ;)

Sergi dijo...

Estoy empezando a pensar que el descontento ciudadano está obteniendo resultados... y creo que el hecho de que cada vez haya más políticos en este tipo de programas y situaciones "cercanas", es culpa del Sr. Iglesias...

Como dijo Antonio Garrigues en la entrevista del Huffington Post, "lo que se avecina no es una época de cambio, es un cambio de época"

Un abrazo