Los últimos sondeos muestran una mayor simpatía e intención de voto hacia partidos como IU e UPyD. El cansancio y el desgaste de las dos principales siglas del panorama político ha propiciado que el voto descontento marche hacia estas y otras formaciones - aún está por ver en qué queda Movimiento Ciudadano.
Muchos ya se apresuran en lanzar las campanas al vuelo por el cambio en la tendencia de voto o por el incremento en el peso político que dichas formaciones esperan tener en el parlamento tras las próximas elecciones, pero merece la pena ser cautos y no bajar la guardia.
Al margen de las lecturas políticas que se pueden hacer al respecto, merece la pena tener en cuenta varios factores.
El primero es que nos encontramos a mediados de legislatura. Esto quiere decir, que, como mucho las encuestas actuales nos darán un indicador de tendencia y podrán adelantarnos algo acerca de las elecciones europeas del año próximo, pero de poco vale tomarse cada sondeo como un adelanto de los comicios nacionales.
El segundo y más importante es el tema del sistema electoral, que de no modificarse - y no tiene visos de hacerlo- mantendrá su dureza con los formaciones como las mencionadas. IU y UPyD incrementarán su número de votos y de escaños, probablemente, pero tendrán que esforzarse mucho si quieren conseguir que dicho incremento sea sustancial.
El problema del sistema tiene, al menos dos vertientes: una práctica y otra psicológica.
Por un lado, el tema de la infrarepresentación en circunscripciones pequeñas, en las que el sistema se vuelve, de facto, un sistema mayoritario, limitando en buena medida las posibilidades de conseguir diputados en muchas provincias españolas. Por otro, se presenta el razonamiento del 'voto útil': el ciudadano es consciente del poder limitado de su voto en estas circunscripciones y en ocasiones se ve obligado a elegir entre un voto sin representación y otro con ella.
La ley D'hont y las barreras de nuestro sistema electoral suponen el principal freno a las alternativas en nuestro país por estas dos circunstancias, así los partidos emergentes deben concentrarse en mostrar que el voto no se pierde y que es fundamental el apoyo de todos los simpatizantes para poder aspirar a buenos resultados. De hecho UPyD ya ha centrado mensaje en esto en varias ocasiones. Distinto es el caso de IU, con un electorado más dinámico o de la incógnita de Movimiento Ciudadano, de la que aún queda por descifrarse muchas incógnitas. A todo esto hay que añadir la previsible recuperación de los dos grandes partidos, quizá no hasta llegar a los índices de antaño, pero sí una leve mejoría que logre reducir el desgaste. Uno en la medida en que la economía muestre signos de recuperación, el otro impulsado por su proceso interno de primarias.
Lo que está fuera de duda es que los partidos que aspiren en ampliar su peso en el parlamento tendrán que hacer un doble esfuerzo con su target, ya no sólo de movilización sino de destierro de la posibilidad de que su voto sea estéril.
2 comentarios:
¿No sería más sensato unir las fuerzas de centro-izquierda y derecha en una alternativa similar a CDS? ¿Movimiento Ciudadano no debilita las expectativas electorales de UPyD, debilitando con ello las expectativas de muchos ciudadanos desencantados con los socialdemócratas y los cristianodemócratas?
Gracias por el comentario. Lo cierto es que tanto ciudadanos como UPyD tratan de posicionarse como fuerzas de centro. Con políticas en uno y otro sentido aunque desde mi punto de vista, creo que chocan en su propuesta de modelo de estado. Si no me equivoco, UPyD quiere un modelo similar al francés con más competencias para el estado y Ciudadanos un modelo más Alemán.
Sería bueno que acabasen entendiéndose, pero si no comparten algo tan importante como su propuesta de país, me parece complicado.
¡Gracias de nuevo!
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